El COVID-19 ha cambiado drásticamente la vida de todos. La pandemia a modificado nuestros hábitos de trabajo, formas de recrearnos y convivencia de maneras nunca antes vivida.
Sea que vayamos al supermercado más cercano o viajemos grandes distancias no podemos dejar de lado las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades para no contagiarnos. Usar mascarilla, lavarse las manos y mantener el distanciamiento social son recomendaciones que escuchamos a diario donde quiera que estemos.
Por otro lado, los daños económicos ocasionados por la pandemia son incalculables. Prácticamente, todos los sectores de la sociedad han sido afectados. Tal situación ha generado mucha incertidumbre y caos entre la población. De allí la importancia de tomar medidas a tiempo y reducir el impacto que el COVID-19 está causando en nosotros. Veamos tres maneras de protegernos.
Salud
Debido a los miles de casos que hubo que atender durante marzo y abril la seguridad social colapsó. De hecho, en algunos centros hospitalarios, la gente durmió en los pasillos de las instalaciones por la indisponibilidad de camillas. Otros ni siquiera fueron atendidos.
No obstante, quienes disponían de un seguro de salud durante en ese tiempo contaron con otras opciones. Y siguen contando. Como ejemplo, puedo citar a una de mis aseguradas quien tuvo síntomas de haber sufrido un aborto a mediados de abril y fue atendida satisfactoriamente en una clínica privada. Afortunadamente fue una falsa alarma.
Un seguro médico nos brinda un abanico de posibilidades en cualquier circunstancia. No sólo por el cuadro médico, adicional a los centros de la sanidad pública, sino porque podemos escoger a los especialistas. De modo que ante la situación actual un seguro de salud debería considerarse una inversión no un gasto.
Vida
Quienes somos sostén de hogar sentimos una gran responsabilidad en proveer para los nuestros. Y la presión es mayor cuando trabajamos por cuenta propia y generamos nuestros ingresos. Saber que una enfermedad o un accidente podrían afectar significativamente nuestra productividad debería llevarnos a contemplar otras entradas de dinero. Ni hablar de la muerte que pondría fin a todo.
A través de un seguro de vida, garantizamos un capital que nos permitirá hacer frente a una enfermedad grave, un accidente o dejar un capital a los beneficiarios en caso de fallecimiento.
Muchos evaden adquirir un seguro de vida alegando que lo tienen contratado con la hipoteca del banco. Pero lo cierto es que, en la mayoría de los casos, este seguro sólo garantiza el pago del capital que el banco nos prestó para obtener un inmueble. En caso de fallecimiento, nuestros familiares no recibirán nada. Solo los libraremos de heredar la deuda.
Un seguro de vida suele ser económico para los beneficios que aporta y es un excelente respaldo en tiempos de calamidad; por lo que adquirirlo es una decisión sensata.
Deceso
Un sepelio es costoso y engorroso, y si estamos desempleados o en una mala situación económica resulta cuesta arriba encararlo. A eso añada los trámites y diligencias legales que conlleva el proceso para los cuales no siempre estamos preparados.
Mediante un seguro de decesos contamos con las coberturas y las personas adecuadas para gestionar el siniestro.
Nunca se sabe dónde y en qué circunstancias ocurrirá un fallecimiento. Estos productos están diseñados para que un personal calificado nos asesore y acompañe durante el proceso.
Durante la etapa más crítica de la pandemia los tanatorios se desbordaron, por lo que muchas personas no supieron cómo actuar.
Hoy la atención está centrada en el COVID-19; sin embargo, son muchas las razones por las que alguien puede fallecer.
Las situaciones consideradas son algunos de los campos en los que tener una póliza de seguros nos beneficia. Calcule los gastos, y evalúe la posibilidad de protegerse a través de las opciones planteadas lo cual no lamentará.